Autolesiones. Una peligrosa forma de sentir.


Lo podemos denominar autolesión, autoagresión o herida autoinfligida y son daños producidos en el cuerpo de manera consciente e intencionada por una persona, con el objetivo de liberar emociones intensas que tienen en su interior como tristeza, rabia, dolor, soledad, ansiedad, etc.
Se realizan cortes, quemaduras o rasguños en brazos y piernas, lugares que fácilmente pueden ocultar bajo sus ropas, utilizando las cuchillas de afeitar o cualquier objeto punzante, como los bolígrafos.



Algunos o algunas lo hacen porque se han peleado con sus padres, porque no saben cómo manejar las emociones, porque sienten ansiedad y es un método de calmarla, porque viven las autolesiones como una conducta identitaria sobre el poco sentido de la vida o incluso porque se aburren. Lo más común es que se hagan cortes superficiales en los brazos o la cara interior de los muslos.

Una adolescente de 14 años nos comenta que: “con la cuchilla de un sacapuntas me hago cortes en el cuerpo, muchas veces sin que mis padres se enteren”
Otra nos comenta: "cuando discuto con mis padres, me voy a mi cuarto y me corto". Aduciendo que así consigue relajarse.

Encontramos este tipo de perfiles en adolescentes que se producen “autolesiones no suicidas”. Es una de las tendencias que más preocupa porque en la última década no ha parado de crecer y, además, cada vez empieza antes.
Más del 50% de los adolescentes que ingresan en un centro de salud mental se ha producido alguna autolesión. Se trata de un fenómeno mayoritariamente femenino, “son siete u ocho de cada 10”.


En 2014 España participó en el proyecto sobre salud mental entre los adolescentes. Se elaboró una encuesta entre 11.000 europeos -de los cuales 1.100 eran españoles – sobre las autolesiones no suicidas en distintos institutos. Casi uno de cada 10 había tenido algún comportamiento de este tipo.

Para evaluar la gravedad hay que distinguir los que se producen de forma esporádica y enseguida se entera la familia de los que se asocian a otros problemas escolares o familiares más graves.
El riesgo está sobre todo en que el comportamiento se cronifique. Porque al principio y si hay sangre se suelen asustar, pero si le pierden el miedo, entran en la dinámica de las redes sociales… empiezan a encontrar placer en el control de las emociones a través del cuerpo.
Es en cierta medida como los porros. A muchos les puede resultar atractivo probarlo, y la conducta puede resultar eficaz como salida a sus problemas o relajación, de modo que si hay un problema de fondo puede facilitar que la conducta persista y se agrave.

  • Redes sociales

Para entender este fenómeno –o para visualizarlo– sirve entrar en la red social Instagram. Con el hashtag #autolesion o #selfharm se encuentran miles de imágenes de adolescentes con marcas de haberse cortado o heridas sangrantes, y textos trufados de erratas. “Las redes sociales facilitan la exhibición de estas conductas.
Lo que se ve mucho se le pierde el miedo, lo hacen influencers a los que los jóvenes quieren imitar y fomentan aún más que el fenómeno se extienda”.
Un ejemplo de esto fue en 2015 #Cut4Zayn. Uno de los componentes del grupo One Direction, muy popular entre las adolescentes, anunció su marcha del grupo y provocó una oleada de autolesiones que se extendió por Twitter con el hashtag #Cut4Zayn (cortarse por Zayn). Muchas jóvenes fueron animadas a autolesionarse.
Grupos de whatsapp donde los jóvenes comparten mensajes muy pesimistas sobre la vida y se incentivan este tipo de conductas. Pero no podemos tratar de evitar la tecnología y es precisamente por eso por lo que hemos pensado en desarrollar una aplicación que les permita desde su teléfono consultar con especialistas y herramientas para superar este problema.

  • La solución, buscar el problema de fondo

Esto nunca es un juego. Es su forma de comunicar, errónea por supuesto, algo al entorno. O también puede ser el preludio de algo más grave, aunque no siempre.
Entre lo que pueden querer comunicar, estarían, inseguridades, vacío, soledad, un problema de acoso o injusticia. “Suele haber siempre un acontecimiento vital estresante que les ha producido ansiedad.
Los padres juegan un papel fundamental en estos casos. “No quiere decir que tengan culpa de lo que ha ocurrido, al menos en el origen. Pero sí serán determinantes en que el problema se mantenga y tienen que insistir en la comunicación y enseñarles a conocerse y respetarse a sí mismos. Eso les entregara las herramientas básicas para lidiar con momentos angustiantes a lo largo de sus vidas. A la familia hay que pedirle que busque también si puede haber otros comportamientos a través de los que el adolescente quiera comunicar algo, porque el problema de origen es lo que realmente importa y si no se elimina, aunque se pare la conducta auto lesiva, en otro momento volverá a florecer, con autolesión o con otro tipo de problema.
Sin embargo, existen ciertas estrategias que se pueden utilizar para favorecer el cese del daño autoinflingido y promover conductas más sanas de resolución de conflictos en los adolescentes. En primer lugar, es importante reconocer cuando la intensidad de la emoción es tal que surgen deseos de hacerse daño. Allí, la sugerencia es distraerse del impulso agresivo de alguna manera, como concentrándose en la respiración, hablando con alguien de confianza, escribiendo en un diario lo que siente, contando hasta diez, pintando, etc. La idea acá, más que centrarse en los deseos de agresión, es tratar de pensar y sentir aquello que causa el malestar, buscando mejores maneras de afrontarlo.
Finalmente, como mencionábamos en un comienzo, esta conducta es una realidad presente en nuestros jóvenes, y la mejor manera de prevenirla es justamente aprender a procesar de manera saludable aquello que más nos duele.



Bibliografia.

https://www.guioteca.com/psicologia-y-tendencias/autolesiones-de-adolescentes-peligrosa-forma-de-sentir/ 

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