Documentación.

DEFINICIÓN.

La homofobia es la actitud hostil de respeto a los homosexuales, incluye a otras personas dentro de esta diversidad sexual, como bisexuales o transexuales, que sean hombres o mujeres. se la puede considerar, junto a la xenofobia, racismo, antisemitismo, etc., como una manifestación arbitraria que consisten en señalar al otro como inferior, contrario o anormal.
Los homosexuales sufren la opresión de forma más aislada (ésta quizás sea la explicación de la creación de la “comunidad homosexual”), y son también discriminados muchas veces dentro de tu ámbito familiar. Existen muchas similitudes entre la homofobia y otras formas de discriminación como por ejemplo, las personas que sufren discriminación racial, de cultura, de etnia o religiosa suelen tener un respaldo familiar.
En su forma más explícita, la homofobia incluye diferentes formas activas de violencia física o verbal y victimización.   
El lugar donde centramos nuestra investigación es España, ya que es nuestro entorno más cercano.
La población afectada son las personas de la comunidad LGTBI.



FORMAS DE HOMOFOBIA.

Como cualquier otra forma de intolerancia , la homofobia se articula alrededor de unos componentes que, aunque relacionados, son independientes: afectivos o emocionales (prejuicios, convicciones, fantasmas, creencias, etc.) conductuales (actos, prácticas, procedimientos, leyes…) y dispositivos ideológicos ( teorías, mitos, doctrinas, argumentos de autoridad…)
Nos podemos encontrar con diversos tipos de homofobia: por un lado, homofobia cognitiva, afectiva y conductual; y, por otro lado con homofobia internalizada o externalizada.
La homofobia cognitiva tiene que ver con las ideas y conceptos que se manejan sobre los homosexuales. Acabamos de ver en el apartado anterior cómo la visión que existe de la homosexualidad es sobre todo una visión negativa y en muchas ocasiones errónea, confusa, manejada en base a estereotipos y asociada a lo antinatural o amoral.
La homofobia afectiva está relacionada con los sentimientos de rechazo que afloran en determinadas personas al tener que (o imaginarse que tienen que) relacionarse con homosexuales. El rechazo puede ser al contacto físico, sentirse incómodo ante personas homosexuales, o de muestras de afecto en público entre homosexuales. Estas actitudes afectan especialmente a la visibilidad de los homosexuales.
La homofobia conductual está en conexión con los comportamientos hacia personas homosexuales. A nivel individual, estos comportamientos se pueden manifestar en un amplio abanico de posibilidades, desde el grado más leve del chiste fácil sobre “mariquitas” hasta el más grave de animadversión, expresado en la agresión física.
A nivel institucional, igualmente se pueden encontrar signos de homofobia, desde leyes que no contemplan la igualdad (algo que en España, finalmente, ya se ha superado), mensajes de los medios de comunicación, hasta violación de derechos humanos.

En cuanto a la segunda tipología, ésta distingue entre homofobia externalizada y homofobia internalizada o interiorizada.
  • La externalizada, aquella en la que se dan conductas verbales y físicas (homofobia conductual), así como emocionales (homofobia afectiva) que puedan desembocar en algún tipo de abuso hacia las personas homosexuales.
  • La internalizada surgiría, en parte, a raíz de la homofobia cognitiva. Ya se dijo que esta última se refiere a la visión negativa que de la homosexualidad se tiene. Pues bien, la homofobia internalizada o interiorizada es la asimilación de esas imágenes y mensajes negativos recibidos en la etapa de socialización de una persona provenientes de la familia, colegio, medios de comunicación, etc., y que afectan especialmente a las personas homosexuales por la contradicción entre esos mensajes recibidos y los sentimientos vividos en primera persona de atracción hacia personas de su mismo sexo. Las consecuencias que puede provocar en las personas homosexuales pueden ser una baja autoestima, represión de la expresión y el sentimiento de afectos, etc.


¿POR QUÉ OCURRE LA HOMOFOBIA?

Es muy difícil determinar las causas de la homofobia, ya que varían en cada caso y en cada sociedad.
  • En muchas sociedades prevalece todavía la visión de la heterosexualidad como la “normalidad”, negando continuamente la realidad de la homosexualidad y reduciéndola a los aspectos más genitales de la sexualidad, dejando de lado que la homosexualidad tiene que ver igualmente con afectividad, sentimientos, formas de comportarse…; tanto, ni más ni menos, como la heterosexualidad. En el contexto occidental vemos que el término homosexualidad nace en contraposición a la heterosexualidad, que se considera la sexualidad “normal”. De esta manera, la homofobia sería la forma de controlar que las estructuras que conforman el orden sexual sigan siendo firmes: un sexo biológico, macho o hembra, va unívocamente relacionado con los géneros masculino y femenino, y a su vez, esto determina un deseo que sólo puede ser heterosexual.
  • Hay un rechazo social a la homosexualidad por lo que se llama “justificación filogenética”: los homosexuales no son procreadores (o por lo menos se hace creer socialmente que esto es así, aunque la realidad es que muchos gays y lesbianas son padres y madres) por lo tanto la continuidad de la especie está en peligro. Es curioso ver cómo este mismo principio no se utiliza para las personas que eligen la castidad como forma de vida.
  • La homosexualidad es percibida por algunas personas como peligrosa para el mantenimiento de los valores y las normas sociales ya que las prácticas entre gays y lesbianas se perciben como sucias e inmorales. Esta forma de pensar se relaciona con las creencias dominantes sobre el origen de la homosexualidad como algo adquirido, y por lo tanto contagioso o modificable.
  • Los homosexuales no encajan en los roles masculino/ femenino que tradicionalmente se transmiten como correctos; con su comportamiento, desafían lo que se espera de alguien por el hecho biológico de haber nacido hombre/mujer: esto es, no se comportan de acuerdo a lo que la sociedad espera por ser chico o chica .
  • En el caso de la discriminación a las lesbianas, lo que se ha venido a llamar “lesbofobia”, se puede detectar una doble carga: el rechazo por ser homosexuales añadido a la discriminación que ya de por sí sufren las mujeres. Se entronca, entonces, con el sexismo. La ruptura de la subordinación femenina que supone el prescindir del elemento masculino se percibe como una agresión al orden establecido. La lesbofobia se mueve en territorios que alternan entre la invisibilización – el no reconocimiento de la existencia de lesbianas- y la ofensa a causa de la trasgresión.
  • Con la aparición del Sida, se une a todo lo mencionado la percepción equivocada de la homosexualidad masculina como factor de riesgo, y se identifica a los homosexuales como potenciales fuentes de contagio. Aunque se ha demostrado suficientemente lo erróneo de esta creencia, todavía supone un motivo de rechazo y estigmatización.

GLOSARIO BÁSICO SOBRE HOMOFOBIA.
Bifobia: Aversión, rechazo o temor patológico e irracional a las personas bisexuales, a la bisexualidad o a sus manifestaciones. La bisexualidad es todavía muy atacada tanto por el mundo heterosexual como por el homosexual, en consecuencia los bisexuales parecen no tener cabida en ninguno de los dos mundos. En muchos países existe ya un movimiento bisexual bastante grande con sus propios colectivos y sus propias reivindicaciones.
Bisexual: Persona que, indistintamente, siente atracción afectiva y sexual por hombres o por mujeres. Esto no indica que desee a todo el mundo, sino que en un momento puede experimentar deseo o amor
por un hombre y, en otro, por una mujer. Entender: Sentir atracción sexual hacia personas del mismo sexo.
Gay: Hombre homosexual.
Género: Conjunto de contenidos socioculturales que se dan a las características biológicas que diferencian a hombres y mujeres estableciendo comportamientos, actitudes y sentimientos masculinos y femeninos. En nuestra sociedad, estos comportamientos se hallan jerarquizados de modo que se da mayor valor para los que se identifican con lo masculino. De ahí que los hombres afeminados o con “pluma” sean objeto de burla y rechazo. El género varía según las épocas y las sociedades. Así, por ejemplo, usar falda se considera algo exclusivamente femenino en España pero no en otros países.
Heterosexismo o heteronormatividad: Ideología dominante en nuestra sociedad en base a la cual se establecen las relaciones heterosexuales como la norma y patrón a seguir. Se forma de esta manera la base para que toda orientación no heterosexual pueda ser rechazada, alienada y relegada a lo “anormal” y a lo “otro”. Un ejemplo ilustrativo de esto sería la utilización de la frase “…de la acera de enfrente” para referirse a las personas homosexuales; excluyéndose así del grupo de las que van por el camino correcto. El heterosexismo es, por tanto, intrínsecamente homófobo.
Heterosexual: Persona que siente atracción afectiva y sexual hacia personas del sexo opuesto. Esto es, una mujer a la que le atraen los hombres o un hombre al que le atraen las mujeres.
Homofobia: Aversión, rechazo o temor, que puede llegar a lo patológico, a gays y lesbianas, a la homosexualidad o a sus manifestaciones. La homofobia está relacionada con el rechazo general que se tiene a los grupos minoritarios.
Homosexual: Persona que siente atracción afectiva y sexual hacia personas de su mismo sexo. Esto es, una mujer que se siente atraída por mujeres (lesbiana); o un hombre que siente atracción por los hombres (gay).
Identidad de género: Sentimiento psicológico de ser hombre o mujer y adhesión a ciertas normas culturales relacionadas con el comportamiento femenino o masculino. En el caso de las personas transexuales, la identidad de género no concuerda con el sexo biológico.
Lesbiana: Mujer homosexual.
Lesbofobia: Término específico con el que se conoce el miedo o rechazo a las lesbianas. El carácter particular y diferencial de la vivencia de la homosexualidad femenina concede a la lesbofobia unas características especiales que incluyen, por ejemplo, un mayor ocultamiento e ignorancia de la existencia de lo lésbico.
LGTB: Siglas que identifican al colectivo de personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales.
Orientación sexual: Es, según la APA (Asociación Americana de Psicología), la atracción duradera hacia otra persona en el plano de lo emotivo, romántico, sexual o afectivo. El término hace, por tanto, referencia a los sentimientos de una persona y al objeto hacia el que están enfocados sus deseos. En función del sexo de la persona que nos atrae, distinguimos la orientación homosexual, la heterosexual y la bisexual. Para la mayoría de las personas, la orientación sexual se define en la infancia-adolescencia sin necesariamente pasar por una experiencia sexual. A veces esta orientación se fija como definitiva, en otras ocasiones va cambiando y modificándose a lo largo de la vida de la persona. La orientación sexual no es una opción y, por lo tanto, no puede ser escogida ni cambiada a voluntad. Es fácil diferenciar la orientación sexual del sexo biológico (definido por genitales, gónadas, cromosomas, hormonas), la identidad de género así como las prácticas (o conductas) sexuales.
Pluma: Amaneramiento tanto en hombres como en mujeres. Cuando se refiere a hombres, sería toda demostración o gesto que se relaciona tradicionalmente con el ámbito femenino y en mujeres los gestos y actitudes socialmente relacionados con lo masculino.
Plumofobia: Rechazo a la “pluma”. Este rechazo parece cada vez mayor dentro del ambiente homosexual y vendría a confirmar la hipótesis de que las fobias relacionadas con la diversidad sexual están muy relacionadas con la trasgresión de los roles de género tradicionalmente construidos en cada sociedad.
Salir del armario: Acto o proceso de revelar públicamente la orientación gay, lesbiana o bisexual de uno mismo. Este proceso está marcado por un fuerte temor al rechazo. Es por ello que, normalmente, primero se sale del armario en el círculo de amigos y luego en la familia y en el ámbito laboral, por lo que se puede estar a un mismo tiempo “dentro del armario” para unas personas y “fuera del armario” para otras. Ha de entenderse la “salida del armario” en relación a la tendencia deseable y natural de compartir información personal de uno con las personas de su entorno.
Transfobia: Aversión, rechazo o temor a las personas transexuales, a la transexualidad o a sus manifestaciones. Incluso dentro del colectivo homosexual existe todavía un gran rechazo hacia esta población, quizá porque roza lo que parece ser el tabú más grande de todos: la trasgresión de los roles de género y de lo socialmente establecido en cuanto a la identidad de género.
Transexual: Persona que nace con el sexo biológico de un género con el que no se siente identificada. Por ejemplo, una persona que nace con genitales y características físicas de varón pero que psicológicamente se siente mujer, o a la inversa. Es importante diferenciar la orientación sexual de la identidad de género. Las lesbianas y los gays normalmente no sienten deseo de reasignar su sexo y las personas transexuales pueden ser, a su vez, tanto heterosexuales como homosexuales o bisexuales. Se debe utilizar el destino y no el origen para definir al transexual, siendo Masculino si la transformación es de mujer a hombre, o Femenino si es de hombre a mujer. El proceso mediante el cual se rectifica el sexo asignado al nacer, por el más acorde con la identidad de género, se realiza con ayuda de hormonas y, en algunos casos, también de cirugía, y se conoce como reasignación sexual (y no cambio de sexo.)



EL SILENCIO DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS ANTE UNA REALIDAD TOZUDA.

En más de una ocasión, la Comisión de Educación de COGAM ha denunciado públicamente la problemática producida por la homofobia escolar. De las instituciones sólo hemos obtenido la callada por respuesta. En el curso 2002/2003 iniciamos una investigación para determinar qué grado de aceptación de la homosexualidad había entre la población adolescente de la Comunidad de Madrid. Se empezó en colaboración con el Programa de Atención a Homosexuales y Transexuales de la CAM, que gestiona COGAM. Pero desde la Consejería de Asuntos Sociales, que es quien subvenciona el Programa, se paralizó la colaboración y se dio orden tajante de que no se continuara con dicho estudio. Esto, a pesar de que en el proyecto del Programa figura claramente como uno de sus objetivos el trabajo en el Sistema Educativo.

La firma de un convenio entre COGAM y el Departamento de Antropología Social de la UAM permitió rescatar el estudio y ampliarlo. Tres estudiantes acudieron a la Comisión en el curso 2004/2005 para realizar su “practicum” fin de carrera. De este modo, decidimos seguir adelante con una investigación imprescindible. Se ha hecho con muy pocos medios, pero hemos conseguido extenderla a varias disciplinas. En ella han intervenido sociólogos, psicólogos, antropólogos y profesores. Puesto que éramos conscientes de la carencia de medios y de tiempo para embarcarnos en un 5 proyecto más ambicioso, no hemos intentado presentar unos datos definitivos e incuestionables. Sólo hemos querido abrir vías de estudio, visibilizar una serie de problemas que, al parecer, sólo preocupan a los colectivos LGTB y a una mínima y voluntariosa parte del profesorado.

Desde este estudio pluridisciplinar, por tanto, presentamos a la Comunidad Educativa algunos hechos que requieren una decidida respuesta: - La homofobia es una realidad en nuestro sistema educativo. El miedo de los adolescentes LGTB a aceptarse y/o hacerse visibles está más que justificado. - Existe un alto grado de desconocimiento de la realidad LGTB entre alumnos, pero también entre educadores. - Así mismo, también se aprecia un profundo desconocimiento de temas básicos de sexualidad, como es la diferencia entre sexo/género/orientación sexual/prácticas sexuales. - La invisibilidad de la sexualidad en general, pero de las sexualidades minoritarias en particular, es casi absoluta, dejando que los alumnos desarrollen prejuicios e ideas equivocadas. - Se observa una preocupante pasividad de los profesores y orientadores no sólo ante la sexualidad, sino ante los casos de acoso por motivo de orientación sexual o identidad de género.


LOS RETOS DE UNA SOCIEDAD QUE CAMBIA.

La homosexualidad y la transexualidad forman parte cada vez más visible de la realidad española. En los últimos meses, de hecho, han sido protagonistas constantes de las primeras planas de todos los medios de comunicación, así como de una buena parte de las discusiones de sobremesa. A nivel legal, heterosexualidad y homosexualidad son orientaciones sexuales que en España han alcanzado la plena igualdad. Sin embargo, esta diversidad sexual que tanto las leyes como la mayor parte de la sociedad española asumen sin mayor problema, no encuentra un desarrollo paralelo en el Sistema Educativo español. Para que la igualdad legal se convierta en igualdad social es necesario trabajar ahora las actitudes y valores de respeto hacia las personas homosexuales y en este sentido los centros educativos tienen la responsabilidad de jugar un papel protagonista.

La ausencia de un conocimiento mínimo sobre esta cuestión genera conflictos sociales, enfrentamientos entre iguales y problemas en el interior de las familias. Por otra parte, es un tema que no afecta exclusivamente a 6 los alumnos LGTBI. Y no sólo porque la homofobia ataca a cualquiera que sea percibido como disonante con las expectativas de género mayoritarias. Sino también porque la diferencia de desarrollo afectivo entre chicos y chicas genera una fractura social preocupante.

Las chicas se muestran más respetuosas con la diversidad y más informadas. Pero también más seguras con su identidad, menos temerosas por no cumplir una serie de expectativas rígidas acerca de su sexualidad. Datos como que el 60% de las chicas conoce a alguna persona LGTBI, mientras que entre los chicos el porcentaje se reduce al 47%, deben hacernos reflexionar. ¿Acaso lesbianas y gays se ven obligados a esconder su orientación ante los varones?, ¿o es que éstos tienen la percepción atrofiada? Además, ellas se sienten mucho más cómodas ante personas LGTBI que ellos. La incomodidad de los chicos llega al punto de que muchos de ellos no son capaces de empatizar con los gays ni para responder a la pregunta de “si descubrieras que te sientes atraído por una persona de tu mismo sexo…”. El 56% de los varones no se ponía en la situación y respondía, sencillamente, que no puede darse el caso. Preocupante la falta de imaginación, exclusivamente masculina.

En el Sistema Educativo rige la ley del silencio. La invisibilización constituye uno de los principales instrumentos de legitimación de la subordinación y de perpetuación de las desigualdades: no se lucha contra lo que no se ve, lo que no se conoce. Si el problema no se ve es como si no existiera. Pero existe, y tiene unas consecuencias devastadoras para una parte importante de los individuos que formamos esta sociedad.

Esta ley del silencio es cada día más terrible por cuanto que cada vez hay más jóvenes LGTBI que viven abiertamente su sexualidad. Sin embargo, la apertura social que lleva a estos adolescentes a no querer esconderse por más tiempo, no va acompañada, como decimos, de cambios en el Sistema Educativo, por lo que se puede deducir que cuanta mayor apertura social hay, más acoso por homofobia se da en los institutos. Y frente a ello, el silencio culpable y aterrador de los educadores y las autoridades.

A menudo, los orientadores acuden a nuestro colectivo, COGAM, para que les ayudemos a resolver casos de “bullying” (acoso escolar). Cuando la situación se ha enrarecido, no es fácil encontrar una solución al problema. Sin embargo, sí hay mucho que se podría hacer en el terreno de la prevención: una labor más larga y persistente, y, a largo plazo, mucho más eficaz.

El psicólogo canadiense Michel Dorais relata en su libro “Mort ou fif” el caso de un chico de 14 años que se quitó la vida y dejó una nota en la que confesaba su sufrimiento por no contar con ningún apoyo para vivir su homosexualidad. Sus padres no comprenden por qué no confió en ellos, que lo hubieran aceptado sin mayores problemas. Este caso pone en evidencia que no es suficiente saber reaccionar ante un conflicto, sino que hay que anticiparse a él. Si este joven hubiera tenido referentes positivos de su realidad afectiva, si hubiera contado con la certeza de una familia respetuosa y comprensiva, no se hubiera visto forzado a dar un paso irreversible.

No nos cansaremos de repetir que muy a menudo –como se demuestra en algunos de los casos analizados por nuestras investigadoras- los jóvenes LGTBI no disponen del apoyo de sus familias. En muchas ocasiones no se sienten preparados para contarlo en el entorno familiar. En otros, ya lo han hecho y no han sido aceptados. ¿Cómo podemos permitir que, ante esto, el sistema educativo cierre los ojos? La percepción mayoritaria de los adolescentes es –según nos insinúa la investigación cualitativa- que en su familia resultaría compleja una salida del armario. Es preciso, por tanto, que se establezca un trabajo en común con las asociaciones de madres y padres que elimine conflictos familiares y evite las numerosas rupturas entre padres e hijos que todavía se producen a causa de la homosexualidad o transexualidad de éstos.

El cambio legislativo que ha permitido que en España heterosexuales y homosexuales gocemos de los mismos –exactamente los mismos- derechos no puede quedar al margen del sistema de enseñanza. Sabemos, eso es incuestionable, que el conocimiento reduce el rechazo. También sabemos que los escolares perciben la discriminación (el 90% reconoce que las personas LGTB son peor tratadas que las heterosexuales), tanto a nivel social como escolar. Si sabemos todo esto, ¿por qué no hacemos nada? No se puede esperar la aparición de un caso Jokin en versión gay para que despierten las conciencias, porque estos casos ya existen; pero los adolescentes que se suicidan a causa del acoso que reciben por su orientación sexual ni siquiera aparecen en los medios de comunicación ya que sus familias son las primeras en querer ocultarlo.







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